Los campos de conocimiento en la formación docente

Las prácticas letradas en la formación inicial de maestras: conclusiones de una investigación reciente

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Resumen de la Ponencia:

El objetivo de esta presentación es exponer de manera sintética las principales conclusiones de una tesis de maestría defendida recientemente en la que llevamos a cabo un análisis de las prácticas de lectura y escritura de un grupo de maestras en formación de un Instituto Superior de Formación Docente –el instituto María Saleme– ubicado en la localidad de General Rodríguez, en el extremo oeste del Área Metropolitana de Buenos Aires. Para realizar esta investigación, nos apoyamos en la perspectiva sociocultural de la lengua escrita de los Nuevos Estudios de Literacidad (NEL), una corriente de investigación multidisciplinaria que, surgida sobre todo en Inglaterra y los Estados Unidos a principios de la década de 1980, se ha abocado al estudio de la lectura y la escritura consideradas como prácticas sociales. Lejos de plantear que leer y escribir consisten esencialmente en poner en acto habilidades neutrales y siempre idénticas a sí mismas, analizables en otras subhabilidades y, en última instancia, medibles en tasas de alfabetización o evaluables en exámenes comunes de rendimiento educativo, desde los NEL se ha postulado que los actos de lectura y escritura no son separables de los múltiples contextos sociales de los que, de un modo u otro, la palabra escrita puede formar parte. En consecuencia, no existiría algo así como una alfabetización, sino diversas formas de estar alfabetizado (y, por lo tanto, de hacer uso de lo escrito) en situaciones particulares que involucran personas particulares que persiguen propósitos particulares.

Dentro del marco general ofrecido por los NEL, en la investigación adoptamos el enfoque ecológico de la lengua escrita en uso elaborado por David Barton (2007). Esta metáfora ecológica, que remite al campo de la biología, busca poner de relieve la profunda interrelación que existe entre un área de la actividad humana y su entorno, es decir, cómo la actividad –leer y escribir en este caso– es parte del entorno y es influida por él. Pensar las prácticas de lectura y escritura (a las que Barton denomina simplemente prácticas letradas) según una metáfora ecológica implica tener especialmente en cuenta su carácter situado, lo cual, a su vez, nos compromete a prestar particular atención a las múltiples y cambiantes características de su contexto que las posibilitan y sostienen como tales.

Para organizar el análisis de las prácticas letradas de las estudiantes del María Saleme, definimos dos ejes: la identidad y el conocimiento. Muy en general, el primero alude al tipo de sentido de sí mismas que las estudiantes producen cuando hacen uso de la palabra escrita durante su primera formación como docentes, el alguien (el «quién») que ellas posicionan como propio cuando se vinculan con lo escrito. El segundo, en cambio, alude al algo (el «qué») que ellas ponen en juego cuando asignan sentido a los materiales escritos (generalmente textos académicos) con los que deben operar en las distintas asignaturas del profesorado. A partir del trabajo de campo etnográfico desarrollado en el instituto, que tuvo lugar durante los años 2018 y 2019, examinamos algunas de las prácticas letradas a través de las cuales las estudiantes del María Saleme interpretan la bibliografía académica, los sentidos que producen en torno de ella y los modos en que presentan los contenidos disciplinares de algunas de las materias que integran los primeros dos años del profesorado.

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