El sistema educativo ha experimentado cambios significativos en las últimas décadas, lo que ha llevado a transformaciones en el cuerpo docente. Entre ellos se cuentan importantes cambios con relación a la composición del colectivo docente en todos los niveles las últimas décadas muestran. Esos cambios se vinculan con fenómenos concurrentes tanto a nivel del sistema (cobertura, inversión, legislación) como de los propios perfiles sociales que eligen la docencia como actividad profesional (Donaire, 2012; Perazza, 2014; Tenti Fanfani, 2005; Terigi, 2010). Luego del amesetamiento de la cobertura durante la última dictadura militar sobrevino una nueva fase de expansión del nivel con la vuelta de la democracia, impulsada por medidas como la eliminación de los exámenes de ingreso (a través de la Resolución 2414 del 29/10/1984 del Ministerio de Educación y Justicia nacional) y la progresiva ampliación de los niveles obligatorios, en el marco de la Ley Federal de Educación (1993), que llevó la obligatoriedad a 10 años y de la Ley de Educación Nacional (2006) (Cappellacci & Miranda, 2007), que la extendió a 13 y luego a 14 años, al incluir las salas de 4 y 5 años, la educación primaria y la educación secundaria. En segundo lugar, esa sostenida expansión impulsó la demanda de más docentes, lo que impactó en la multiplicación en las últimas décadas de los espacios de formación docente inicial, que son regulados por los jurisdicciones provinciales bajo la figura de los Institutos de Formación Docente (IFD) de gestión estatal o privada y que alojan alrededor del 70% de la matrícula, mientras que alrededor de un tercio de las docentes se forma en los ámbitos universitarios (Campoli, 2004). Posteriormente y movilizada por la demanda del colectivo docente en constante expansión, aumentó la oferta de espacios vinculados a la formación continua, con una mayoría de oferta de institutos privados, al menos hasta la creación del Instituto Nacional de Formación Docente (INFD) en 2006 y la aparición del Programa Nacional de Formación Permanente (PNFP) en 2013. El principal de esos fenómenos es la expansión del nivel secundario, que creció sin pausa durante más de un siglo.
Estos cambios tienen un impacto particular en las profesoras de nivel secundario, a quienes se centra este estudio, ya que han experimentado un aumento en su heterogeneidad en todas las dimensiones que los conforman: desde sus motivaciones para ingresar a la carrera y los espacios de formación, hasta sus trayectorias profesionales y su relación con los diferentes subsistemas de gestión (estatal y privado). Sin embargo, las políticas y regulaciones que regulan a este colectivo continúan considerándolos como un grupo homogéneo, sin reconocer la multiplicidad de identidades profesionales que coexisten diariamente en las aulas y las escuelas.
Nuestro objetivo es visibilizar la diversidad de estas identidades profesionales, entendiendo que a partir de ellas los profesores dan sentido a sus acciones y decisiones, lo que a su vez modula sus trayectorias profesionales. En sentido inverso, esas trayectorias se convierten en un reservorio de experiencias y sentidos que retroalimenta los procesos reflexivos que reactualizan las identidades. Este proceso es dinámico, continuo e inacabado, y lo examinamos en un momento específico de sus carreras (cuando tienen aproximadamente entre cinco y diez años de experiencia docente acumulada), que consideramos el más significativo para reflexionar tanto sobre el pasado como sobre el futuro.
A través de las narrativas de profesoras de escuelas secundarias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, buscamos reconstruir sus trayectorias biográficas y cómo se han formado sus identidades profesionales. También exploramos cómo estas trayectorias son interpretadas en el presente y cómo se proyectan hacia el futuro, a partir de expectativas de desarrollo y las estrategias que emplean para alcanzarlas. Prestamos atención a la influencia de los contextos familiares, las experiencias educativas previas, los espacios de formación y los entornos laborales en los que se han insertado. Además, destacamos las relaciones interpersonales que han establecido a lo largo de su trayectoria, con personas que han adquirido un papel central y se han convertido en referentes en la construcción de esas trayectorias.
A partir de los diversos y parciales relevamientos disponibles sobre ese colectivo, se ensayan vínculos entre las trayectorias biográficas (personales, formativas y laborales) y los perfiles identitarios que sustentan sus decisiones de desarrollo profesional, y también cómo las mismas se han visto atravesadas por la pandemia. Esas decisiones, en la forma de expectativas de carrera y estrategias desplegadas para alcanzarlas, dialogan con las traducciones e interpretaciones de las políticas regulatorias que les docentes realizan y ajustan en forma continua.
Los datos recopilados en el trabajo de campo revelan que las identidades profesionales de las profesoras son cada vez más diversas. Esto se explica por la influencia de la heterogeneidad de sus trayectorias biográficas (que incluyen dimensiones personales, formativas y laborales) y, sobre todo, por el impacto de los particulares encuentros interpersonales con diversos referentes. A partir de estos elementos, se construyen identidades profesionales que dan sentido tanto al ser como al actuar como docente, y que se ponen en práctica diariamente al interactuar con personas y culturas institucionales en los espacios educativos.
La recuperación, a través de las narrativas, de las trayectorias biográficas y los encuentros que se generan también nos permiten identificar momentos críticos en los recorridos, que promueven y potencian los procesos reflexivos que crean y recrean las identidades profesionales de las docentes. A través de estas reflexiones, que a menudo se realizan en solitario, se reevalúan las narrativas y los significados de las trayectorias pasadas, así como los caminos futuros, generando expectativas particulares de desarrollo profesional y definiendo las estrategias que se implementarán para alcanzarlas.
Las características específicas de los sistemas de formación y los mecanismos regulatorios de la carrera docente, así como la falta de espacios institucionalizados de reflexión y diálogo sobre la labor y la profesión docente, amplifican la heterogeneidad que observamos en las identidades profesionales. Esto genera al menos dos problemas que afectan al sistema en su conjunto: por un lado, la polarización en las trayectorias laborales de los profesores, y por otro lado, la expulsión de algunos perfiles tanto de las aulas como de las instituciones educativas. Entendemos que estos problemas impactan profundamente el funcionamiento del sistema y en sus resultados generales. Al mismo tiempo, la falta de reconocimiento de la diversidad en las identidades profesionales de las docentes debilita el impacto de las políticas y los recursos destinados a la formación docente (tanto inicial como continua), dispersa los efectos de las iniciativas relacionadas con el acompañamiento a la carrera docente y reduce los beneficios que resultarían de una caracterización más precisa de los sectores destinatarios de dichas políticas.
A partir de las expectativas relevadas en una muestra de docentes, se proponen distintos horizontes de desarrollo profesional: un horizonte de salida, perseguido por quienes buscan salir de la docencia por distintos motivos; uno de aula, que agrupa a quienes se visualizan principalmente insertos en las tareas frente a alumnes; uno de gestión, cuyos integrantes apuntan a ocupar puestos directivos y de supervisión; y finalmente un horizonte de exploración, donde se encuentran quienes aspiran a ocupar espacios dentro del sistema educativo como la planificación, la gestión curricular u otras.
A la pregunta inicial del proyecto, que busca identificar la influencia de referentes y mentores que jalonan la trayectoria biográfica a la hora de definir las expectativas y estrategias, se le suma la indagación acerca del peso de la pandemia en la confirmación o reconfiguración de las mismas. Nos interesa poner en discusión algunas hipótesis provisorias en torno a los datos para precisar mejor los distintos perfiles identitarios que surgen del trabajo de campo. También consideramos clave intercambiar impresiones con el resto de la comunidad académica acerca del impacto que la pandemia y el quiebre de la cotidianidad tuvieron no sólo en las prácticas de enseñanza sino especialmente en la manera en que las docentes se piensan a sí mismas, tanto en forma individual como colectiva. Los relatos permiten conjeturar que mientras se obturaban ciertos espacios de socialización profesionales, la comunidad docente gestó, en algunos casos, nuevos modos en tiempo y espacio para sostener la continuidad de la tarea, lo cual tuvo un impacto no menor en los procesos reflexivos a partir de los cuales se constituyen las identidades profesionales.
Bibliografía
Cappellacci, I., & Miranda, A. (2007). La obligatoriedad de la educación secundaria en Argentina : deudas pendientes y nuevos desafíos. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/debate_4.pdf
Donaire, R. (2012). Los docentes en el siglo XXI. Siglo Veintiuno Editores.
Perazza, R. (2014). Estudio sobre normativa de los sistemas de formación docente del MERCOSUR. Teseo.
Tenti Fanfani, E. (2005). La Condición Docente – Análisis Comparado de la Argentina, Brasil, Perú y Uruguay. Siglo Veintiuno Editores.
Terigi, F. (2010). Desarrollo profesional continuo y carrera docente en América Latina. Preal, 50, 1–52. http://pdf.usaid.gov/pdf_docs/PBAAC238.pdf%0Awww.preal.org/publicacion.asp